Tsuami en el Pacífico

Lo siento, pero no puedo resistirme a hablar de lo ocurrido.  Desde luego no es por morbo o sensacionalismo. Más bien todo lo contrario.

Esta noche hemos vuelto a sobresaltarnos con uno de esos fenómenos naturales que aparecen incluso en nuestras historias infantiles y que aparecen de modo dulcificado hasta en los dibujos animados. Y es que debe haber poca gente que estando en la playa no haya pensado alguna vez en las olas gigantes, los tsunamis.

Recuerdo que cuando estudiaba, al hacerse referencia a los tsunamis se decía que era un fenómeno propio del océano Pacífico, como tristemente se encargó de recordarnos el tsunami que asoló Indonesia con más de 200.000 fallecidos. Pues bien allí se ha vuelto a producir la tragedia: En Samoa y Samoa americana olas de hasta 4 metros han arrasado las aldeas costeras provocando más de 100 muertos.

Sin embargo, y lamentablemente, parece que nos sigue interesando más lo que haya podido ocurrir en el último partido de la liga de campeones que en estas islas del Pacífico. Y es que la elección de la sede de los Juegos Olímpicos de 2016 sigue abriendo los telediarios, incluso el propio presidente Obama (que ha expresado su pesar por la tragedia) no ha cambiado su agenda exterior, priorizando el hecho de estar en Copenhague, antes que visitar la zona de la tragedia.

Y es que la zona costera, como lugar de frontera nos vuelve a dejar clara la diferencia entre países. Mientras en zonas como la ciudad de Cádiz, dicho por un experto en este tipo de fenómenos, un hecho de este tipo no tendría una repercusión muy importante por cuanto los edificios irían mitigando el efecto de las olas (algo parecido a lo que ocurre con el viento al encontrarse un bosque), en las aldeas de Samoa y Samoa americana olas de 4 metros han provocado más de 100 muertos.

Sin lugar a dudas es éste un fenómeno difícil de predecir, como demuestra que la alerta por tsunami activada por Japón se haya producido con posterioridad al que afectado a Samoa. No cabe duda que se está haciendo un esfuerzo importante para que el sistema que alerta de este tipo de fenómenos en lugares como Hawaii se extienda a zonas manos desarrolladas, pero queda claro que el sueño del ser humano de dominar la  naturaleza está lejos de cumplirse.

Por ello, y dada la experiencia, es importante que sigamos haciendo hincapié en la gestión costera y la ordenación del territorio en las zonas litorales, prestando la atención que se merece a los riesgos costeros.

Pero hoy, cuando son tantas las familias que están sufriendo la tragedia, lo que me importa es que este hecho no se olvide. Estamos discutiendo la pensión de un alto cargo de un banco (conste que me parece inmoral esa indemnización) y nos olvidamos de la tragedia. Cierto que el centro del Pacífico parece estar muy lejos de todo, pero en este mundo globalizado esto no puede ser excusa.

Por ello, desde aquí mi pésame a todos los afectados.