11 de marzo de 2009

Algas y agricultura ecológica


En la Galicia costera, los agricultores siempre han buscado en el mar los fertilizantes con los que enriquecer sus tierras de cultivo. Conchas, restos de mariscos y algas fueron durante siglos los principales abonos para las fincas situadas a la orilla del mar. Luego, el desarrollo tecnológico puso al alcance de los agricultores productos ideados por el ser humano. Productos que, poco a poco, fueron arrinconando el uso de los materiales procedentes de la naturaleza. Hasta ahora. La preocupación por el qué comemos se ha extendido y ha hecho eclosionar un nuevo modelo de negocio: la agricultura ecológica. Los responsables de estas nuevas explotaciones han vuelto a mirar al mar en busca de fertilizantes naturales. Y su mirada se ha posado sobre las algas.

 

A mediados del mes de enero, las mariscadoras de Vilanova lucharon a brazo partido con estos vegetales marinos. El vistoso manto verde cubría una y otra vez uno de sus bancos más productivos, poniendo en peligro el marisco que quedaba debajo. Para deshacerse de semejante cantidad de «esterco», las mariscadoras hicieron llamadas desesperadas a los agricultores de la zona para que acudiesen a recoger ese abono para sus fincas. Sus desoladas peticiones llegaron a varias empresas de agricultura ecológica de las provincias de Lugo y A Coruña, que redescubrieron las algas como un producto con el que enriquecer sus tierras. Al tratarse de un elemento completamente natural, su uso no está reñido con la certificación de los frutos de esas plantaciones como productos ecológicos.

Pero la curiosidad por este fertilizante natural no solo ha surgido en provincias como las de A Coruña y Lugo. En los municipios del interior de Pontevedra también ha prendido ese interés, y de hecho una empresa de Agolada ya está realizando pruebas con las algas para comprobar la viabilidad de su uso como fertilizante en explotaciones de cierta entidad.

Las algas no son el único producto del mar que se emplea para enriquecer los suelos. Hace ya algún tiempo empezó a germinar la idea, especialmente en la zona de Arousa, de aprovechar la concha de mejillón para mejorar la calidad del sustrato. De hecho, en estos momentos los comuneros de András (Vilanova de Arousa) participan en un proyecto para regenerar suelo calcinado por la oleada de incendios del 2006 utilizando ese excedente del laboreo. El proyecto está siendo tutelado por el Centro de Investigacións Agrarias de Magebondo.


Fuente: La Voz de Galicia

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