8 de noviembre de 2011

Blueprint for Ocean and Coastal Sustainability


Un grupo de organismos de las Naciones Unidas ha presentado un plan para mejorar la gestión de los recursos de los océanos y las zonas costeras.

Ese plan, expuesto en un informe titulado Blueprint for Ocean and Coastal Sustainability, alerta sobre el peligro que corre el estado de salud de los océanos y explica la influencia que éstos tienen en nuestra vida diaria como reguladores del clima, suministradores de alimentos altamente nutritivos, proveedores de medios de subsistencia y sostenes de la economía. Este informe recuerda que los océanos cubren el 70% de la faz de la Tierra, pero solamente el 1% de su superficie goza de protección.
Presentado en la sede de la UNESCO durante la 36ª reunión de su Conferencia General, el Blueprint se ha preparado para someterlo al examen de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río + 20) que tendrá lugar en junio de 2012. 
En el Blueprint se propone la adopción de toda una serie de medidas concretas para:

  • Crear un mercado mundial del “carbono azul”, esto es, el dióxido de carbono almacenado en los océanos, como medio para obtener beneficios económicos directos mediante la protección del hábitat.
  • Subsanar las lagunas que se dan en la gobernanza relativa a la alta mar, mediante el reforzamiento de las disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
  • Apoyar el desarrollo de una economía verde en los pequeños estados insulares en desarrollo.
  • Fomentar los trabajos de investigación sobre la acidificación de los océanos para adaptarse a ella y atenuarla.
  • Incrementar las capacidades institucionales para la observación científica de los océanos y zonas costeras.
  • Reformar y reforzar las organizaciones regionales de gestión de los recursos oceánicos.
  • Promover una pesca y una acuicultura responsables en el marco de una economía verde.
  • Fortalecer los marcos jurídicos para tratar el problema de las especies acuáticas invasivas.
  • “Enverdecer” la economía de nutrientes para reducir la hipoxia de los océanos y fomentar la seguridad alimentaria.
  • Reforzar la coordinación, coherencia y eficacia del sistema de las Naciones Unidas en todas sus actividades relacionadas con los océanos.
El Blueprint ha sido elaborado por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Marítima Internacional (OMI) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Este informe pone de relieve que el 60% de los ecosistemas marinos principales se han deteriorado o se están utilizando de forma incompatible con su conservación, causando así enormes pérdidas económicas y sociales. En los últimos cincuenta años la superficie de los bosques de manglares se redujo entre un 30% y un 50%, mientras que la de los arrecifes de coral disminuyó en un 20%, provocando así un aumento de la vulnerabilidad de muchas zonas costeras densamente pobladas. Los océanos absorben aproximadamente un 26% de las emisiones de dióxido de carbono hacia la atmósfera, generando así una acidificación que supone ya un peligro para algunas variedades de plancton y hace planear una amenaza sobre el conjunto de la cadena alimentaria marina y las actividades socioeconómicas que dependen de ella.
Algunos de estos fenómenos no constituyen una novedad, pero se están agravando al acumularse con otros que también ejercen presión sobre el medio ambiente, por ejemplo el cambio climático, la intensificación de las actividades humanas y los avances tecnológicos. Además, los ecosistemas oceánicos de aguas profundas, que a menudo poseen una diversidad biológica y hábitats sumamente valiosos, son poco conocidos y carecen prácticamente de protección.
La comunidad internacional se comprometió a tratar todos estos problemas en las Cumbres de Río de Janeiro (1992) y Johannesburgo (2002). Sin embargo, los compromisos contraídos siguen sin haberse cumplido en muy gran medida y los objetivos fijados no se han alcanzado. Así ha ocurrido, por ejemplo, con el compromiso de restablecer para 2015 las poblaciones de peces a un nivel sostenible o con la promesa de crear para 2012 redes de zonas marinas protegidas. Son muy pocos los países que han promulgado leyes para disminuir la contaminación del mar ocasionada por las actividades terrestres y, debido a ello, el número de zonas marinas “biológicamente muertas” ha aumentado. Hasta la fecha se han contabilizado más de 400 zonas marinas de este tipo.
“La plena realización de muchas de las metas y objetivos fijados exigirá esfuerzos redoblados por parte de los estados, las organizaciones intergubernamentales y la comunidad internacional”, dicen los autores de este informe. Consideran que la situación actual se debe a la carencia de voluntad política y de recursos suficientes, la inadecuación de las capacidades institucionales, la insuficiencia de datos científicos y la existencia de desequilibrios en los mercados.
Los autores señalan en sus conclusiones que “el ‘enverdecimiento’ de la ‘economía azul’ se logrará gracias a la ciencia y la tecnología, pero su éxito dependerá de la adopción de políticas responsables y de disposiciones institucionales eficaces, lo cual exigirá un mayor grado de compromiso y de financiación por parte de la comunidad internacional, y también de las naciones y del mundo empresarial”.

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