Les traigo hoy un interesante artículo de D. Jose María León Pérez, publicado en el Periódico La Nueva España, en el que se hace referencia a la situación de la mítica playa asturiana de Salinas, por cuanto refleja bastante bien la importancia de tener una buena gestión costera. Espero que lo disfruten.
Se conoce como marea el movimiento periódico y alternativo de ascenso y descenso de las aguas del mar producido por la atracción del Sol y la Luna sobre las aguas. Las mareas varían según la propagación de las ondas, del viento, del caudal del agua en la desembocadura de los ríos, de la presión atmosférica o de la configuración de la costa.
Las mareas vivas ocurren cuando la Tierra y el Sol están alineados y se suman los efectos gravitatorios de los dos astros mientras que las mareas muertas ocurren cuando forman un ángulo recto. En las mareas en nuestras costas, los cambios entre la pleamar y la bajamar se suceden cada seis horas. En el puerto de Avilés la diferencia en pleamar viva equinoccial es de 4 metros de altura de calado sobre el de la bajamar.
La mar de fondo, debida a fuertes vientos del Atlántico Norte en esta costa, da lugar a ondas progresivas que no se advierten apenas en el oleaje de superficie pero al llegar a la costa lanzan una masa de agua-ola de traslación, similar a la que origina la proa de un barco en marcha, y causa la resaca que en determinados lugares afecta a la seguridad de los barcos, a las obras -malecones, diques- o a la propia costa.
La acción de la naturaleza ha ido formando las costas en función de factores externos (viento, mareas etc.) e internos como composición del terreno (arcilla, arena, rocas etc.) El ser humano en su constante lucha contra la naturaleza trata de mejorar la utilización de los espacios naturales para su provecho al tiempo que, paradójicamente, va destruyendo esos espacios y también las playas o las selvas amazónicas sin pensar en las graves consecuencias para la calidad de la vida humana y para la naturaleza.
Apuntábamos, en otra ocasión, como posibles causas de destrucción de la playa de Salinas la construcción de diques y espigones así como muros que se enfrentan al impulso de las olas alterando las corrientes y el flujo de arena. En este sentido, nos llama la atención el muro construido sobre la playa en el siglo XIX por la RCA de Minas, un plano inclinado que en las pleamares vivas permitía que las olas ascendiesen por su pared hasta llegar a la carretera de Arnao (no había barandilla) y donde al coronar la misma, se deshacían, perdiendo su fuerza, en múltiples gotas por efecto del aire, en comparación con los muros actuales del paseo contra los que chocan las olas dependiendo su fuerza de las mareas, del viento o de la mar de fondo.
Sin pretender sentar ninguna teoría y solamente como observación, pienso en la influencia del caudal de agua de la ría de Avilés sobre la falta de arena en la playa de Salinas. La ría es un estuario donde confluyen los ríos Albares, Tuluergo, Molleda y Raíces en su camino hacia el mar y ello supone desde los orígenes un caudal de agua que, junto con el agua del mar, se ve sometido al influjo de las mareas para llenar y vaciar cada seis horas ese cuenco o estuario; esas corrientes al llegar a la barra contribuyeron a configurar la playa aparte otras causas citadas.
En la segunda mitad del siglo XIX, no podían pasar la barra de Avilés buques con más de 5 metros de calado, por lo que comenzó a aumentarse el mismo, así como a ensanchar el canal de entrada a la ría, hasta nuestros días en que la anchura del canal es de 160 metros y el calado supera los doce metros.
Para ello, hubo que solucionar el problema del Dental en la bocana, La Rechalda, la Curva de Pachico, construir la dársena de San Juan de Nieva a finales del siglo XIX; actuar sobre el playón de Raíces con la construcción del muelle de su nombre y el fondeadero de El Monumento en las inmediaciones de Las Arobias y eliminar mediante dragado la isla de San Balandrá.
Más tarde, en 1951, la draga Pax tuvo una actuación sorprendente si la comparamos con la draga de cangilones, ayudada por los gánguiles Sabugo y San Juan de Nieva en los que nos iniciamos en aventureras singladuras hasta San Esteban de Pravia y que, junto con el remolcador Plutón, formaban la flota de la JOP. (Recuerdo una tarde en los años 40 con intensa niebla, en que oímos insistentes pitadas de la sirena de un barco y voces en la playa; nos acercamos hasta la orilla del mar en Salinas, donde había varado el Plutón por breve tiempo. No había radar ni aquel día sol).
La citada Pax se encargó del dragado de las huelgas de San Sebastián y de las marismas de Recastrón, que llegaban hasta el Estrellín y el puente de San Sebastián y quedaban en seco en las bajamares, lo que permitía la pesca de almejas, berberechos, navajas y cangrejos, mientras que quedaba navegable solamente el canal limitado por una escollera de piedra que llegaba hasta la rula junto a la Casa de Larrañaga, donde estaban las rampas de desembarque del pescado.
Si cada 6 horas debe llenarse y vaciarse ese «cuenco» que es la ría, la acción de las aguas no es la misma ahora que cuando sólo se vaciaba el agua de los riachuelos, afluentes y la que entraba del mar en un estuario con rocas y arena y poco fondo. En el mismo tiempo deben vaciarse muchísimos metros cúbicos para hacer descender el nivel desde 4,25 metros del calado en la pleamar del pasado 21 de agosto hasta los 0,26 en la bajamar a las 22,53 horas del mismo día. (Calados sobre la BMVE).
Esa fuerza de la corriente desemboca en la barra y se difunde de alguna forma que desconozco; si se encuentra con los vientos dominantes del NO (de los del NE está protegida por la península de El Buscón, la del Faro de Avilés), supongo que se originará una colisión y unos vectores de fuerzas que pueden dirigirse hacia la parte occidental o central de la playa arrastrando la arena, mientras que su zona periférica, menos agresiva, deposita arena en la zona oriental, en San Juan de Nieva. También podría ocurrir sin viento pero con mar de fondo, tan frecuente en nuestra costa.
Aventuraba el posible efecto negativo de las construcciones del hombre pero también podría ocurrir algo parecido con la acción de las mareas: las corrientes de la bajamar arrastran arena y la llevan mar adentro o la trasladan, pero una intensa corriente hacia el interior del estuario podría arrastrar arena hacia el canal de entrada de la misma.
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