Salinas tradicionales

Se ha celebrado en estos días la II Feria de la Sal tradicional en el Parque Metropolitano de Los Toruños y Pinar de la Algaida, dentro del Parque Natural Bahía de Cádiz.

Han sido días para reflexionar sobre las salinas tradicionales, tanto de costa como de interior, una actividad en franco declive pero de singular importancia para el mantenimiento de los ecosistemas costeros del Parque Natural Bahía de Cádiz y otros espacios litorales.

Como digo esta actividad ha ayudado, desde tiempos inmemoriales, a la configuración de la Bahía de Cádiz y ha generado unos hábitats de singular importancia. Y es que el gradiente de profundidad y salinidad de estas instalaciones permite la presencia en ellas de numerosas especies de aves, que aprovechan estos espacios para alimentarse y nidificar.

Por ello, al celebración de una feria de estas características está más que justificada. E importante son muchos de los temas tratados, entre ellos:

•  Caracterización de la sal como producto agroalimentario, por cuanto actualmente se considera entre las actividades mineras. Por ello se hace complicado acceder a determinados tipos de ayuda e incluso a determinadas marcas de calidad.
• Diferenciación de la sal de origen industrial de la de origen tradicional.
• Posibilidades de productos complementarios a las salinas, como la producción energética a partir de microalgas.

Pero creo que hay un tema que quedó en el tintero: la definición de sal tradicional. Y es que mucho se ha hablado de salineros tradicionales e industriales, pero aún no existe una definición clara de estos aspectos. ¿en que se basan esas clasificaciones?. El tamaño de la explotación o la forma de extracción del producto no creo que sea la mejor forma de diferenciarlos, siempre que el proceso sea similar, como así ocurre en las salinas de la bahía de Cádiz.

En cualquier caso la existencia de un punto de encuentro es importante, pese a las notables ausencias, como demuestra el hecho de que tan sólo tres explotaciones salineras de la bahía de Cádiz estuviesen presentes en la Feria o pese a la notable ausencia de las salinas de Cabeza de Hortales (Prado del Rey, Cádiz), que pese a tener origen romano (¿podrán ser más tradicionales?), no estaban presentes en la Feria.

Esperemos que en próximas ediciones, además de salinas de Canarias, Portugal, Francia y Marruecos pueda haber una mayor representación de las salinas peninsulares y en particular gaditanas y andaluzas. Y ello es así por cuanto el éxito de público no puede ocultar la escasa representación salinera.