5 de noviembre de 2009

Vertidos en Algeciras y Mar de Timor



 Hay noticias que nos pasan muy desapercibidas (o será que yo no he estado muy atento a los telediarios ultimamente), pero que llegan a ser recurrentes. 


Entre estas está la situación de la Bahía de Algeciras, otra vez sacudida por un derrame de crudo, y van... en esta ocasión provocado por el choque de una embarcación con el dique en el que iba a reparar. Lo curioso del caso es que aunque el navío pudo completar el acceso al dique donde iba a ser reparado y este se cerró, varios días despues (y tras limpiar las playas), sigue apareciendo vertidos en la playa del Rinconcillo.  


Se podrá decir que estos son accidentes y como tales impredecibles. Puede ser cierto, pero también lo es que si el dique es estanco no debería salir el crudo del mismo, como parece que está ocurriendo, y en esto si debe haber responsables: en la propia empresa por la falta de mantenimiento y la administración por no vigilar la condiciones del dique. 



Lo que está claro es que la Bahía de Algeciras, convertida en auténtico punto negro de nuestras costas no se puede permitir nuevos accidentes.



Y junto a este accidente hemos asistido al incendio de dos plataformas petrolíferas en el Mar de Timor, a 250 km de la costa de Australia, tras haber vertiendo durante dos meses el equivalente a 28.000 barriles de petróleo y numerosos intentos por evitar el vertido.


La marea negra afecta a 6.000 km2 y se acerca al Mar de Savu (Indonesia), un espacio marino protegido que apenas está estrenando este carácter protegido pues se declaró hace unos 5 meses. Es este un espacio quizás desconocido, pero de altísimo valor ecológico y destinado a dar protección al "Triángulo de coral", una zona de unos 6 millones de kilómetros cuadrados entre Asia y Oceania, denominado por muchos el Amazonas submarino.


Y es que este espacio acoge desde14 especies de ballenas a 500 especies de corales o 336 especies de peces, a la par que sostiene diversas pesquerías que sirven de sustento a una población de más de 4 millones de personas.


En este sentido, no debemos bajar la guardia por cuanto este tipo de hechos siguen poniendo en peligro nuestros mares. Por ello debemos exigir que se analicen las responsabilidades y se establezcan los oportunos planes de contingencia.


Y es que como ha indicado  un representante de WWF/Adena "Que el vertido esté lejos de nuestra vista no debería significar que esté lejos de nuestros pensamientos. Hay que quitarse de la cabeza el mito de que las mareas negras sólo afectan a la vida marina cuando llegan a las playas", afirmó .

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