11 de enero de 2010

Efectos de los temporales de invierno en las playas


 Pues por fin el temporal nos ha dado unos días de tregua (de agua, que no de frío) en el suroeste peninsular. Es este un buen momento para acercarse a las playas y ver que ha ocurrido con ellas y como mejor ejemplo les traigo algunas imágenes de una playa cercana a mi lugar de residencia: la playa de Camposoto en San Fernando (Cádiz).

Cuando me he acercado a un lugar como la Punta del Boquerón, en el Parque Natural Bahía de Cádiz me he encontrado con que la playa ha perdido casi un metro de arena, que las dunas han desaparecido en muchos lugares y que los senderos y equipamientos de uso público se los ha llevado el mar por delante.

Sin duda la imagen parece desoladora, pero me ha asaltado una pregunta ¿cuanto se gasta la administración en reparar los desperfectos ocasionados por los temporales? seguro que bastante. Piensen en lo que cuesta regenerar playas, reparar paseos marítimos o simplemente reparar senderos.




Y es que no me cabe duda de que pronto surgirán voces pidiendo la regeneración de las playas que han perdido su arena, o la reparación de esos paseos construidos sobre las dunas o incluso voces de propietarios que, ubicados demasiado cerca de la línea de costa, exigirán al Ministerio de Medio Ambiente y medio rural y marino que cree una escollera para defenderlos.

Pero lo cierto es que, con mayor o menor virulencia, estos fenómenos son habituales en invierno. De hecho siempre se habla de perfil de playa en invierno y verano. Y sabemos que aunque las playas tienden a perder arena en invierno, la recuperan durante el verano. El problema es la velocidad a la que lo hace (problema a escala humana), por cuanto exigimos que la playa tenga su perfil de verano en el comienzo de la temporada de playa, que cada vez se adelanta más.

Por cierto, que en el ejemplo del que están extraídas las fotos, las dunas han dejado muestra de su utilidad, por cuanto sólo en aquellos lugares en los que estaban más degradadas, como consecuencia de los accesos incontrolados a la playa, el mar ha penetrado hasta la marisma, arrasando los equipamientos. En los lugares en los que esto no es así y la vegetación ha podido sustentar el cordón dunar, éste ha resistido los embates del temporal y el sendero situado en su trasdos se ha conservado. Sin embargo seguimos empeñados en construir paseos marítimos sobre las dunas, cuando no las destruimos directamente, para quejarnos cuando se producen estas situaciones.

Creo por tanto que este tipo de situaciones tan espectaculares no deben olvidarse, ni por los gestores ni por los ciudadanos, por cuanto nos deben servir para aprender algo más sobre como gestionar nuestro litoral. Quizás sería bueno que la administración hiciese público la cantidad que nos va a costar las reparaciones de equipamientos e infraestructuras ubicados en lugares inadecuados, para que empecemos a valorar nuestro medio natural.

Y un último apunte, en el que entraré otro día: ¿que pasa en estas situaciones con los famosos chiringuitos?. Piénsenlo, edificaciones frágiles ubicadas en las playas que, caso de ser permanente, se pueden enfrentar a temporales como el que lleva casi un mes azotando el sur de la península ibérica.

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