
Así, de entre los distintos tipos de tipologías costeras son las marismas las más frágiles y ello se une al hecho de ser uno de los ecosistemas de mayor valor ambiental. Por ello, cuando un vertido llega a una de estas zonas estamos ante una auténtica catástrofe ambiental y la recuperación natural del espacio casi imposible.
Pues bien, esto es lo que nos ha ocurrido en el Golfo de México, donde a la importancia ya por si descomunal del vertido se une el hecho de afectar a los ecosistemas ubicados en la desembocadura del Mississippi, el gran río norteamericano, compuestos en gran parte por zonas marismeñas.
Las imágenes de Greenpeace nos deben hacer nuevamente reflexionar y no olvidar que se sigue luchando contra los efectos del vertido.
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