26 de diciembre de 2008

Parque eólico marino


Pues otra vez se habla de los parques eólicos marinos, o más bien del proyecto "Mar de Trafalgar". Este proyecto lleva dando que hablar varios años y la verdad no entiendo el motivo (o quizás si).


Creo que todos estamos de acuerdo en la necesidad de reducir la dependencia energética de España respecto a los combustibles fósiles y ello motivado tanto por los problemas estratégicos de depender de una fuente de energía externa al propio país, como por el alto coste ambiental de este tipo de fuente de energía.


Por tanto la búsqueda de fuentes de energía alternativas es necesaria, y así parecen opinar la mayoría de agentes sociales. Nuestro país ha visto crecer los parques eólicos por toda su geografía, sin que la respuesta social haya sido muy negativa, viendo como crece la potencia de los aerogeneradores hasta los 3 megavatios por aerogenerador (ampliables en parques marinos), alcanzando un tope de producción cercano al 19% de la energía consumida, hace apenas unas semanas.


Sin embargo, la saturación de los espacios terrestres aptos para la instalación de parques eólicos ha vuelto la vista al mar. Esto no es nuevo, pues en el norte de Europa existen este tipo de parques funcionando de modo satisfactorio. Por ello, en nuestro país se han llevado a cabo estudios sobre las costas más favorables para la instalación de este tipo de parques, que exigen constancia de viento y fondos adecuados.


De esos estudios se deduce que una de las zonas más favorables para su instalación es el Golfo de Cádiz, especialmente en las cercanías del cabo Trafalgar. Sin embargo el rechazo social ha sido amplio en los municipios de la comarca de La Janda, contando incluso con el apoyo de la propia Diputación de Cádiz.


Los motivos para este rechazo son variopintos y, a veces, con poco sustento científico:


1. Se dice que perjudicaría al turismo por cuanto se verían desde la costa. Pero una torre de 120 m a unas 16 millas de la costa, con la bruma que suele darse en estos espacios, no crearía un fuerte impacto visual, por cuanto seguramente sólo se vería en días de mucha visibilidad.


2. Se dice que perjudicaría a las almadrabas situadas en la costa, pero lo cierto es que no hay estudios como para pronunciarse ni en uno ni en otro sentido. Pero en cualquier caso habría que ver la tendencia general de capturas en las almadrabas del estrecho, así como la situación general de esta pesquería. Me temo que el problema de las bajas capturas está en otra parte (pesca abusiva con modernas técnicas de busqueda de atunes).


3. Se dice que perjudicaría al tráfico marítimo, pero con indicar la situación de los parques eólicos en las cartas naúticas y ayudados de las tecnologías actuales, esto no debería ser ningún problema.


4. Se dice que perjudicaría los fondos marinos, pero para eso están los estudios de impacto ambiental y la evaluación de impacto ambiental. Por lo tanto esto se puede solucionar por medio de medidas correctoras y el procedimiento de selección de alternativas.


De todo esto saco una conclusión: cuando un día se alega un motivo y otro día se alega otro, lo que se pone de manifiesto es que hay una voluntad de oposición, sin plena justificación. En este sentido la situación de oposición me recuerda la acontecida con motivo de la instalación del cable eléctrico submarino entre Marruecos y España, cuya instalación produjo una seria oposición por las consecuencias de los campos electromagnéticos sobre la pesca. Hoy, sin embargo hay instalado un segundo cable (sin ninguna oposición) y el voraz (o besugo del estrecho) es una rentable pesquería.


Me temo que el origen del conflicto esté en un tema político: la oposición de una administración a un proyecto que, en principio, venía avalado por otra administración gobernada por un partido de distinto signo político. Y a ello se han sabido unir determinados agentes económicos que han visto en este conflicto la posibilidad de lograr ayudas para sus negocios (como ya ocurrió con el cable eléctrico submarino).


Un elemento creo que es necesario recordar: la administración estatal y autonómica se han pronunciado en varios momentos a favor de la instalación de parques eólicos marinos y los grupos ecologistas se han posicionado igualmente a favor de los mismos.


Es evidente que los opositores al proyecto también tienen derecho a expresarse en contra del mismo (y no dudo que tendrán su parte de razón), pero dado que el tema se ha convertido en una oposición muy territorial, también debe recordarse que el mismo se ubica en aguas de dominio público marítimo terrestre y no "adscritas" a ningún municipio, debiendo actuarse bajo el principio de buscar el bien común, eso sí analizando su impacto ambiental y estableciendo las pertinentes medidas correctoras.

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