17 de enero de 2009

Erizada y ostionada


Que en Cádiz todo cambia cuando llegan los carnavales es algo por todos conocido y que esta es una fiesta que gira en torno a la música es evidente. Pero los carnavales son también una fiesta gastronómica: pestiñá, ostionada, erizada, degustaciones de papas aliñadas... son actos típicos de estos días que se nos avecinan.

Muchas de estas tradiciones se remontan a algunos años atrás, pero se han popularizado hasta el punto de marcar algunos de los hitos de los carnavales. Entre ellos destacan la erizada y la ostionada, que se celebran en estos días, las cuales no cabe duda que han ayudado a popularizar el consumo de estas dos especies. 

Pero el carácter festivo de estas fechas no puede justificar la explotación ilegal de erizos y ostiones, capturados por mariscadores sin licencia. Por ello hay que felicitarse por la actuación del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, el conocido SEPRONA, que ha permitido decomisar 120 kg de erizos de mar y ostiones así como denunciar a 51 mariscadores furtivos, que unido a las actuaciones en días anteriores han dado la cifra de 960 kg de erizos de mar (Paracentrotus lividus) y 60 kg de ostiones (Crassostea angulata).

No cabe duda que esta es un medida de control que puede parecer impopular, pero hay que recordar lo que significa el marisqueo furtivo:

1. En la provincia de Cádiz hay concedidas 150 licencias a mariscadores profesionales, a los que se le pide como requisito el estar en paro. Estos están autorizados para el marisqueo en toda la provincia, excepto en unos pocos lugares prohibidos (y que suelen corresponderse con determinadas zonas de los espacios naturales protegidos). La presencia de furtivos significa una competencia ilegal para estos mariscadores.

2. Se ejerce una fuerte presión sobre estas especies, dificultando su superviviencia, aspecto este que no requiere mucha explicación, por cuanto de todos es conocido el efecto de la sobreexplotación de cualquier tipo de recurso.

3. Los productos así capturados no están sometidos a ningún proceso de depuración o control sanitario, pudiendo provocar intoxicaciones en los consumidores.

No cabe duda de que el control de esta actividad ilegal es complicado por lo que la misma significa, siendo muchos los intereses que confluyen en estos actos, desde los propios mariscadores hasta los vendedores y establecimientos de restauración que, aprovechando estos actos, ven aumentar sus ventas. 

Pero la fiesta no se puede hacer a costa de acabar con los recursos y máxime si se hace sin licencia. Y ello en ningún caso significa ir contra las tradiciones populares por cuanto hay que recordar que en el ámbito de la bahía de Cádiz existen, por ejemplo, varios criaderos de ostiones, aunque eso si el precio del ostión es más alto que el capturado de forma ilegal. Pero también tiene control sanitario, las empresas pagan sus respectivos impuestos y se mantienen empleos.

Por todo ello, debemos alegrarnos de la campaña llevada a cabo por el SEPRONA.

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