19 de enero de 2009

¿Más regeneraciones de playas?




Aparecía ayer en la prensa de Cádiz que la Demarcación de Costas tenía prevista una inversión de más de 6 millones de euros para regenerar playas este año. Una noticia que no es nueva, por cuanto se repite cada año en gran parte del litoral español. Lógicamente y de modo inmediato me ha surgido una pregunta ¿hasta cuando?.

Y es que nos hemos acostumbrado a este tipo de actuaciones, tendentes a asegurar la disponibilidad de playas durante el verano, sin pararnos a valorar algunos temas. Y es que si tenemos en cuenta la pérdida de aportes de los ríos, como consecuencia de la regulación de sus cursos de agua, unido al aumento del nivel del mar, como consecuencia del cambio climático y la alteración de las corrientes marinas, como resultado de las innumerables infraestructuras que salpican nuestro litoral, veremos que no estamos ante actuaciones definitivas, sino ante simples "remiendos" que no podrán acabar con el problema.

La costa de la provincia de Cádiz es un buen ejemplo de esta situación, con pérdidas por las infraestructuras existentes a lo largo de la costa de Huelva o la regulación del Guadalquivir. Así en los últimos años pocas son las playas que se han librado de su correspondiente regeneración, siendo las más emblemáticas las actuaciones en la Playa Victoria de Cádiz, La Barrosa en Chiclana o El Palmar en Vejer. Para ello se ha recurrido habitualmente al placer de Meca, sin que se haya llevado a cabo ningún estudio de impacto ambiental que analice los efectos de las extracciones sobre este espacio o la importancia que para la fauna marina el mismo pueda tener. 

No cabe duda que el avance del mar está provocando problemas en determinados espacios en los que la erosión está poniendo en riesgo edificaciones (si bien también es cierto que en muchas de las ocasiones en las que esto ocurre las edificaciones tienen carácter ilegal), pero también es cierto que son muchos los ayuntamientos que desoyen este problema y contemplan la posibilidad de construir lo más cerca que legalmente se puede de la línea de costa haciendo caso omiso a los problemas que estas edificaciones puden tener a medio /largo plazo.

De este modo hemos asistido a la creación de complejos turísticos en zonas con poca playa y fuerte erosión, exigiendo las regeneraciones de playas para poder mantener el negocio turístico. Pero cuando el mar se come una y otra vez los aportes de arena parece que llega el momento de planterse si no sería mejor dejar que el mar actuase libremente.

En este sentido volvemos a demostrar que el ser humano no quiere privarse de nada, y parece que llega el momento de escoger: mantener las infraestructuras existentes en costas y río o mantener las playas. De lo contrario cada vez será más habitual encontrarnos con tramos de costa como los ubicados en la costa noroeste de la provincia de Cádiz, en la que las obras de defensa son cada vez más habituales.

Con estos problemas se nos presentan, casi cada año, grandes inversiones para mantener playas creadas de forma artificial, en especial en las costas mediterráneas. Y es que no debemos confundir una costa en regresión con una costa que ha perdido arena de forma puntual, como consecuencia de un temporal de invierno,  ya que esta suele volver de forma natural a la playa durante el verano. 

En este sentido parece que nuestra visión de las costas se reduce a un simple "producto turístico", huyendo de aquello que no atraiga al turista y reduciendo la diversidad paisajística que la franja costera puede presentar.  Así hay que recordar que como se suele decir, "el mar siemre tiende a ocupar su espacio" y las soluciones debe venir del campo de la planificación. Y es que, en mi opinión, debemos reducir las inversiones destinadas al mantenimiento artificial de playas.

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