
El pasado 2 de enero les escribía sobre la situación de los chiringuitos de la provincia de Málaga y la decisión de la Demarcación de Costas de hacer cumplir la Ley también a este sector. De este tema ha hablado Miguel Arrabal, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Playa de la provincia de Málaga en el periódico "Sur" de Málaga en días pasados.
Sin lugar a dudas es una entrevista muy interesante, por cuanto pone de manifiesto la importancia de la costa como recurso económico ya que, según se afirma en la entrevista, sólo en la provincia de Málaga el sector del chiringuito agrupa a 300 establecimientos y unos 20.000 empleos.
Curiosas, aunque lógicas, son algunas de las reivindicaciones del sector por cuanto se solicita una ocupación superior a los 150 m que permite la Ley de Costas para las instalaciones fijas. Es decir se busca una excepción a la ley, comparando su situación con la de los establecimientos ubicados en los núcleos urbanos. En este sentido, hay que recordar que el objetivo de la Ley es evitar la ocupación de todo el dominio público por actividades privadas. Y es que a los chiringuitos hay que unir las zonas de alquiler de tumbonas, hidropedales, juegos infantiles... que hacen que en muchas ocasiones el bañista lo tenga realmente difícil para poder poner su toalla en la arena.
Pero esta concepción de la playa como negocio lleva a otras interesantes reflexiones: hay que alargar los diques o construir otros nuevos para asegurar el mantenimiento de las playas. Evidentemente el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino debe emprender acciones para proteger las costas, pero no podemos olvidar que la Ley de Costas tiene como objeto defender el dominio público de las consecuencias de obras y actuaciones que pongan en jaque sus valores naturales y paisajísticos. Y de todos es sabido el efecto de los diques en la circulación de las arenas, al igual que es sabido que gran parte de nuestros paseos marítimos se asientan en zonas dunares. Por ello, cualquier actuación en este sentido debe hacerse tomando como base el mantenimiento y mejora de las condiciones ambientales.
Esto no quita, no obstante, para que deba contemplarse la posibilidad de instalar chiringuitos en determinadas playas durante todo el año. Pero esto debería hacerse en función de las características de cada playa, tanto en función de sus características ambientales, como en función de su perfil de invierno. De este modo los chiringuitos "invernales" deberían ubicarse en playas en cuyas zonas más altas no haya problemas derivados de temporales o mareas vivas.
Un último elemento hay que destacar de la entrevista: la referencia al Foro de encuentro por el Litoral. La existencia de este tipo de foros debería hacerse extensivo al resto de provincial litorales, como ya ocurre en la provincia de Cádiz, al ser punto de reunión de todos los implicados en la gestión costera, principalmente demarcaciones de Costa, comunidades autonómas (por medio de las consejerias de medio ambiente y de turismo), ayuntamientos y empresarios.
Eso si, cuando el propio presidente de la asociación de empresarios de playa reconoce las cifras dadas por Costas, en las que se habla de un 70% de establecimientos en situación irregular, el cumplimiento de la Ley se debe convertir en la primera demanda para la costa de Málaga, máxime cuando las acciones aquí permitidas suponen un agravio comparativo para los empresarios de provincias limítrofes.
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