18 de marzo de 2009

20 años del Exxon Valdes


Ya han pasado 20 años del accidente del Exxon Valdes, en Alaska (Estados Unidos). Fue el 24 de marzo de 1989 cuando el superpetrolero que cubría la ruta entre Alaska y California se accidentó al quedar a la deriva como consecuencia de una fallo del motor, cuando el buque circulaba fuera de las rutas comerciales en un intento de esquibar un iceberg, dando lugar a un vertido de  11 millones de galones de petróleo que afectaron a una zona de 1100 millas de la costa de Alaska, en el que ha sido el mayor accidente de este tipo de la historia de los Estados Unidos.

No cabe duda de que predecir un accidente de este tipo es muy complicado, pero lo que si cabe exigir a los gestores es que, al menos, se aprenda de ellos para tratar de evitar su repetición en el futuro. Y esto es lo que ha ocurrido con este accidente, que ya de por si abrió un debate sobre la explotación de los recursos petrolíferos en el ártico.

Así se viene haciendo un seguimiento desde el momento del accidente por parte del Servicio oceanográfico estadounidense al objeto de ver como se vienen recuperando los ecosistemas afectados. En este sentido, tras 20 años los ecosistemas de Prince Willians han demostrado una sorprendente capacidad de recuperación, pero aún así se pueden ver aún restos del accidente como son:

  • En algunas zonas como en la isla Smith aún es posible ver aceite procedente del vertido.
  • En algunas  zonas aún se encuentran especies intermareales contaminadas, como ocurre con los mejillones.
  • En algunos lugares rocosos se emplearon, para limpiar las piedras, agua a presión. Aún hoy parte de las rocas limpiadas por este método siguen desnudas.
Como decía anteriormente ya que no son predecibles, es necesario aprender de los accidentes, y este es el caso del Exxon Valdes, del que se han podido extraer interesantes conclusiones, tales como:

  • Se debe tener cuidado con el empleo de medios de limpieza agresivos, por sus consecuencias indirectas.
  • La utilización de agua en la limpieza del vertido puede dar lugar a la eliminación de los granos finos de los sedimentos, como arena y los nutrientes que necesitan los microorganismos para recuperarse. Recuperar los nutrientes puede llevar incluso años.
  • Animales adultos, como las almejas pueden llegar a resistir el vertido, pero especies menores son incapaces de hacerlo.
  • El aceite que penetra profundamente puede permanecer en el sustrato durante años, pudiendo  volver a la superficie al cabo de años, afectando nuevamente a las especies presentes.
  • Las zonas rocosas deben ser prioritarias en las labores de limpieza, ya que en ellas el vertido puede penetrar profundamente.

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