15 de mayo de 2009

Balsas de fosfoyesos de Huelva


Ayer escuchaba unas palabras de Juan Manuel Suarez Japón, exconsejero de Medio Ambiente de la Junta de Andalucia, en las que decía que el día que visitó las balsas de fosfoyesos de Huelva comprendió que la solución a este problema era complicadísimo. De esa visita hace ya unos 20 años.

Desde entonces la situación de estas balsas ha sido un claro exponente de la situación medioambiental de la provincia de Huelva, asolada por los efectos que las industrias de su polo químico han tenido sobre los frágiles ecosistemas litorales. Y es que la provincia onubense es, sin duda, un caso paradigmático: junto a accidentes como el ocurrido en las balsas de Bolidén o junto a la existencia del polo químico de Huelva se encuentra el espacio natural más emblemático de la península ibérica, como es el Parque Nacional de Doñana, junto a las balsas de fosfoyesos el Paraje Natural de las Marismas del Odiel (Reserva de la Biosfera), donde acaba de criar una pareja de águilas pescadoras, zona de cría de flamencos o espátulas.

Pero por fin, parece que la situación de los fosfoyesos está viendo su fin, y es que según nos indica el períodico Huelva Información, en un trimestre el Ayuntamiento de Huelva habrá culminado el 'Proyecto de Recuperación de las Balsas de Fosfoyeso de Marismas de Mendaña', una actuación que se emprendió en 1997 en virtud de un convenio suscrito con Fertiberia y la Empresa de Gestión Medioambiental de la Junta de Andalucía (Egmasa). En lo que atañe al Consistorio, el llamado Centro de Recuperación de Inertes (CRI) ha culminado ya a través de la adjudicataria Eygema el 96% de los trabajos encomendados para la restauración paisajística de la zona degradada por los vertidos industriales, empleando para escombros y restos de poda. 

El informe elaborado esta semana por esta empresa contratada por la Concejalía de Medio Ambiente da cuenta de que hasta la fecha se han recuperado un total de 121,66 hectáreas, correspondientes al CRI 7,8 y 9 y el CRI 6 Este y parte del Oeste. Queda pendiente de restaurar únicamente 5,6 hectáreas del CRI 6 Oeste.

Anteriormente a dicho convenio, las restauraciones iniciales de las balsas de fosfoyeso más próximas al polígono industrial de la Punta del Sebo, en las marismas de El Pinar, se acometieron mediante la aportación directa de la capa fértil sobre el sustrato de yesos y la creación posterior de la cubierta vegetal. No obstante, el acuerdo tripartito de 1997 incorporó como novedad el empleo de una "multicapa separadora" en dicha restauración, empleando, entre otros materiales inertes, los residuos de construcción y demolición de la ciudad de Huelva. 

De esta forma, la restauración se estructura actualmente en una capa base sellante de entre 0,70 y 1,00 metros de espesor constituida por fangos y lodos de excavación; una capa separadora de entre 2,40 y 2,60 metros a base de residuos de la construcción y demolición mezclados con tierras de excavación; una capa fértil de entre 0,60 y 0,80 metros creada a base de tierras frías procedentes de desmontes de cabezos y excavaciones; mejoradas agronómicamente mediante la incorporación de los biosólidos procedentes de la EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) de Huelva y, finalmente, la siembra de una capa verde a base de pratenses y un estrato arbóreo y arbustivo sobre colinas. "Este sistema multicapa permite un sellado de las balsas de fosfoyeso de gran eficacia, -explicaron los técnicos de Eygema- pero tiene como contrapartida el requerimiento de una gran cantidad de material inerte y tierras, evaluados en unos 200.000 m3/año de inertes y 80.000 m3/año de tierras. Las cifras dan una idea del ingente movimiento de materiales que exige el proyecto".

De hecho, para la realización de estos trabajos, el año pasado entraron en el Centro de Recuperación de Inertes un total de 335.440 metros cúbicos de escombros de demoliciones y residuos de la construcción; 3.138 metros cúbicos de restos de podas.

Otra de las actuaciones que se han realizado durante el año 2008 ha sido la siembra tanto de 39,9 hectáreas de girasol como de 6,12 hectáreas de cebada.

Según se apunta en el balance del último año, como medidas encaminadas a la mejora de la fauna en la zona, se han construido 10 unidades de majanos para conejos de campo silvestre. Para evitar la acción de depredadores que puedan acabar con la población, se han establecido dos cerramientos.

Asimismo se han ubicado en la zona 19 unidades de nidales para cigüeñas y, por otra parte, se ha construido nuevas colinas de plantación con 789 ejemplares entre eucaliptos, acebuches, tarajes, adelfas y casuarina.

Del mismo modo se ha optado por realizar plantaciones de eucaliptos estableciendo 2 zonas situadas en la parte derecha del camino conforme avanzamos hacia el frente, formando áreas continuas de arbolado.

También se ha realizado en el último año un afianzamiento de los taludes en el mes de octubre mediante el transplante de cañas en una longitud de 3.092 metros, colocadas cada dos metros de distancia.

Esperemos que el proceso finalice de forma satisfactoria pues tanto el medio ambiente, las costas y los habitantes de la comarca lo agradecerán.

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