Alguna vez les he hablado de barcos antiguos. De barcos encontrados en el fondo del mar: hallazgos como el barco fenicio de Mazarrón o algún que otro descubrimiento submarino en el Mediterráneo oriental.
Pero cuando hablamos de barcos hundidos no cabe duda de que la imaginación nos suele llevar a los grandes galeones de la Edad Moderna, aquellos que surcaron el Atlántico, el Caribe o los famosos mares del Sur. Pensamos en grandes barcos españoles o ingleses, pero, como ya indicamos en otro post hubo otra gran zona comercial: el Báltico. Allí destacaron barcos holandeses, si bien ha sido Suecia el país que más sorpresas nos ha deparado.
Barcos como el Vasa se han hecho mundialmente famosos, gracias a las especiales condiciones del mar báltico. Pues bien, el pasado mes de mayo el Báltico nos sorprendió con otro descubrimiento fortuito:
Un grupo de submarinistas se sumergió en las aguas del archipiélago de Estocolmo, encontrando un barco holandés de 1600 en un estado prácticamente intacto. Sin lugar a dudas unos de los mayores descubrimientos submarinos de todos los tiempos, por cuanto se han encontrado utensilios, los camarotes de la tripulación... en un magnífico estado de conservación.
Este hecho nos ayudará a comprender aún mejor los retos a los que estos marineros se enfrentaron.
Ahora el gobiernos sueco ha decidido impedir el acceso al buque, bautizado por sus descubridores como Lejon-vraket, al objeto de favorecer la investigación del mismo, en una medida, a mi juicio, acertada.
No cabe duda de que estamos de enhorabuena. Sólo nos falta ser capaz de preservarlo.
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